Un camino cruza el campo.
No hay estrellas.
Chistidos de lechuzas insomnes;
luces, lejos, tras la negra laguna.
Toco, alrededor toco,
bajo la tela ligera de la camisa
como un ciego adivinando formas
por texturas.
Siento un roce húmedo en el cuello.
Una estrella fugaz cae, fugaz
y pienso ¿cuándo amanecerá?
Tus manos interfieren una ligera analogía
que, abismado, estaba construyendo.
Ranas, grillos, un lejanísimo motor.
Mucho más cerca, suspiros
¿de quién? ¿de quién?.
No amanece. Esta noche no termina,
Otros brillos
en el viaje
me alimentan.
© Daniel Rafalovich
Qué hermoso poema .. tan distinto e igual de inmenso a los poemas que he leído de tu autoría. tm❤️🦋 Graciela Ballesteros
ResponderEliminarBello Dani!
ResponderEliminarMuy bueno. Poema hecho de sensaciones e imágenes, la noche misteriosa.Abrazo, Inés Legarreta
ResponderEliminar...
Muy bonito
ResponderEliminarEsa noche que no termina de terminar... gracias poeta
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