ARBOL MILENARIO
Alguien se pierde en los espejos
y abre las
puertas cegadas de los años.
A.
Nicotra.
No soy río ni arroyo,
tampoco un hilo cristalino
que serpentea sediento,
libre, entre las piedras.
Hoy soy tajamar, un espejo,
dos veces yo mismo.
Una esperanza limitada, un cuenco
artificial.
pasivo e insuficiente
de saciar la ardiente sed
que me quema,
me
consume interiormente.
Espero que a la hora
de los aquelarres,
cuando la brisa
hace el amor con el oleaje,
que la luna diluvie mil cristales
y en este desborde, en ese derramarse,
en ese torrente,
encuentre el tronco del árbol milenario;
el arca... que nos salve.
© Mario Trecek
Precioso poema 😍
ResponderEliminarLeonor Mauvecin
Bello Mario. Dardo
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