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19/3/23

Poema de Daniel Viola

 


 

Un relincho en el silencio de esta aurora

me torna vuelo hacia el acorde que

engendra mis huesos.

 

Bailo los sonidos ahogados en esta

duermevela. Susurro aquel canto que

alguna vez me fue dado en un silencio

similar que remeda cuando emergió el sonido.

Se organiza mi cuerpo en resonancia.

Cada órgano es la nota de alguna escala.

Descubrirse entre las infinitas cuerdas que

pulsan aquellas exhalaciones.

 

Me encuentro en el canto que no puede ser

escuchado mientras bautizan el día los pájaros

con sus trinos, ronronean los gatos su alimento

diario, e infinidad de insectos colaboran

para que la Tierra dance en la fiesta del Universo

que se ofrece en búsqueda de consorte.

 

© Daniel Viola

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