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3/3/23

Poema de Daniel Rafalovich

 


No extraño ningún sueño:

añoro el don exhausto.

Las riendas, la legión,

esa palabra repetida.

Recuerdo claros viajes,

silencios prontuariados

(y había ciertas nubes

y puntos suspensivos).

La anécdota es la misma,

dios jazzero:

maldigo tus acordes.

Mendigo los silencios

y las noches,

esas que habrán de volarme

algún día

hacia algún fuego.

 

© Daniel Rafalovich

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