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6/2/23

Texto de Luis Luna

 


De algún modo te acostumbras al hambre como se cede al frío, casi en la somnolencia de los convalecientes. Y sin embargo atesoras en la mano una cuchara, una cuchara con la que puedes ver la nube y tanta lluvia. Por eso, por la sed, a la que llamas horror u holocausto, o puente astilla o tal vez una flor de óxido y de herrumbre, colocas la cuchara afuera y te comes el agua a dentelladas y te mojas la boca a la espera del resquebrajamiento, de la fisura que te ayude a ver, a contemplar más allá de la lluvia.

 

© Luis Luna

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