Entonces,
era la vida
ese latir de potros,
el sol
cayendo a mediodía sobre el pelo,
la nuca
tibiecita,
el cuerpo
un junco que bailó en el viento.
Entonces,
eran
urgentes el beso y la palabra,
la boca que
mordía por las noches
el pan, un
verso
lo que
hubiera más cerca y saciara el hambre.
Hubo una
vez
el amor, el
perro amor,
inaugurándome.
Vivir
entonces era una estampida.
Lejos,
lejos de las ventanas
donde hoy
los días se
demoran
adormecidos
en perfumes de vainillas.
Como a las
rosas del florero
no me
sucede más que ajarme.
© Mariana Finochietto
Habla de mí, desde mí..
ResponderEliminarVibra la vida y que vuelva a florecer tras tu poema. Alfredo Lemon
ResponderEliminarEntonces,
ResponderEliminar"eran urgentes el beso y la palabra"Bello Bello.
muy bueno gracias por la poesía un abrazo alba
ResponderEliminarbRAVO mARIANA, EL TIEMPO hace el poema, "ajado" remite al paso inexorable...Sebastián Jorgi. Me gustó,
ResponderEliminarmuy bella tu poesía gracias alba estrella gutiérrez
ResponderEliminarLa foto que ha buscado Gustavo para tu poema es la que siento va con tu poema, más allá del...ajarse que trae el tiempo en uno. Hermoso tu poema. Cecilia Glanzmann
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