El centro de la casa
La casa enmudeció por piedad,
al sentir la ausencia de sus dueños,
abrió umbrales de recuerdos
que se extendieron por la espalda de los
muros.
Los marcos adornados de silencio
admitieron algunos golpes,
portazos, reproches.
El tejado
tendido bajo la lupa del cielo,
honró algunas huellas sobre la losa,
simulacros, escapadas y juegos nocturnos.
El piso,
sobre tumbas de baldosas,
atravesó agonías, respiró sonrisas,
heredó pisadas en pasajes frescos,
coleccionó
melodía de salmos.
La casa transpiró impaciente,
se encogió de hombros
y dando un grito aprobó el destierro.
© Margarita Soto
Frossard
Muchas gracias Gus...hermosa imagen. Abrazotes
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