Pablo Neruda 1954. Los caballos galopan en
la nieve.
Pablo Neruda nos invitó a mi padre, a mi
madre y a mí, cuando cumplió 50 años a una cena en Santiago de Chile. Mis
padres le regalaron una función de títeres. Esa noche Neruda me bautizó con
vino para que escribiera poesía. También nos invitó a Isla Negra. Neruda me
llevaba a caminar por el mar. En algunas travesías anduve a caballo por la nieve. Yo era muy
niño. Tengo lejanos recuerdos de un paisaje blanco y también de una casa marina
llena de caracoles, mascarones de proa, barcos en las botellas y platos de cerámica
con peces. Guardo el libro Las Uvas y el Viento dedicado por Pablo Neruda y el
menú de la cena de aquella noche a las 21hs del sábado 3 de abril de 1954, en
la calle Huérfanos 713, octavo piso, Santiago de Chile.
LOS CABALLOS GALOPAN EN LA NIEVE
Los caballos galopan en la nieve
Paisaje blanco de un niño iluminado por el
sol
Con esas frutas que te traje de Europa
Uvas del viento que te puse en el fuego
En un mar, en una isla encendida en tu copa
de vidrio
Te llevo ahora de la mano para que me recuerdes
Que viste estos caracoles y este plato de
peces
Cuando todos los años hayan pasado hasta
que escribas la carta final
La ruta del sur al borde del agua
Y salpiquen como la magia de los días en
que estuvimos juntos
Y presentemos otra vez mi libro sobre la
sangre de aquel tiempo
Y que veas mi letra verde que te recuerde
el día
La ventura de saber que una vez nos vimos
en la isla
Y tú eras tan niño en esa tarde marítima en
que te dije todo
Abre ahora en la segunda página el amor que
tiene mi firma
Y salta una vez más del caballo que la
nieve abunda
Como el vino de estas uvas que te traje de
mis primeros viajes
Cuando puedas comprender la importancia que
tienen las cosas
Y que sepas más de mí en la vida final que
fue tan triste
Porque tuve que irme cuando me traicionaron
en mi pueblo profundo
Mis poemas escritos en la altura y en el
brillo del agua de la isla que ya viste
Tomado de mi mano cuando apenas hablabas
Eras tan niño con ese brillo de sol
extendido que ya casi no recuerdo
Si el brillo no era el mar sobre la tierra
O era esa carreta donde viajabas en el
teatro que te vio nacer
Y viniste a visitarme para que te derrame
el vino sobre tu primer viento con las uvas
Y que te espero de nuevo cuando vuelvas a
la entrada del mundo, en la patria de al lado.
© Juano Villafañe
Maravillosamente cabalgan los caballos hacia el sueño profundo de la poesía. Bravo Juano. Alfredo Lemon
ResponderEliminarBellísimo poema Juano! Bello Neruda, siempre! Aquí en su mundo marítimo y dorado.
ResponderEliminar¡Qué hermosos recuerdos, Juano!
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