Te fuiste esfumando entre sembrados y
vaquillonas.
Siempre el destiempo. Cada mirada
en su infinito. Presintiendo que ese mañana
no sería el esperado. Hemos descubierto que
el pasado tampoco lo sería. Quién nos
ubicó tan cerca, sin un beso.
No se evita llorar lo perdido. La angustia
nace en aquello que pudo haber sido
sabiéndolo imposible. Esa ficción en
los días pasados organiza uno de
tantos presentes. Los marinos lo saben.
Navegar en aguas conocidas no permite
arribar al equívoco. A tientas entre
engaños.
La luz que vimos era tan solo un reflejo.
© Daniel Viola
Hermoso poema, Daniel. Un placer leerte.
ResponderEliminarQué bello ese cierre!
ResponderEliminarBesosss