(...Monarca endeble...)
Se deslumbró la mariposa
con los colores de la flor
y olvidó
cuando era oruga
y se arrastraba entre fangos,
alejada de todo
foco de vistosidad.
No le duró mucho su dilecto apego estético
por colores y alturas,
al finalizar el día vistió
pulcro alfiler en
cuaderno verde sarcófago.
No olvidar el suelo
cuando brillamos arriba.
© Carlos Salinas
Nunca olvidar el sueño, poeta! Muy bueno. Fabiana León
ResponderEliminarNO OLVIDAR EL SUELO CUANDO ESTAMOS ARRIBA! muy bueno tu poema, Carlos. Sebastián Jorgi.
ResponderEliminarMil gracias!!!
EliminarSublime última línea. Gracias
ResponderEliminarMil gracias!!!
Eliminar