La bala.
La bala no sabe de trayectorias.
No conoce su destino.
Ella no determina,
sólo hace.
Ella es apenas artilugio para la muerte.
Es eyectada por el gatillo.
Avanza firme
en dirección a un cuerpo.
Otro cuerpo reacciona.
Se mueve e intercepta el proyectil.
La bala huele a pólvora.
Ahí va.
Atraviesa el cañón.
Un parpadeo / Un latido
veloz / feroz.
La vida y la muerte giran en el tambor.
Golpean / Pulsan.
Estremecen.
Ella se mece a un ritmo finito y seductor.
Atraviesa la ropa.
Estallan las fibras de colores.
Ceden las capas de piel.
Ella perfora,
se incorpora / penetra.
Se adentra allí en la carne.
Se hospeda adentro en un suplicio.
¡Duele!
La bala no distingue ideologías,
no sabe de edad o de géneros.
Ella no interpreta.
No sabe de solidaridad.
Ella es una máquina
de destrucción y de luto.
Ella, funesto transporte
a donde no hay retorno.
Fin / Aniquilamiento / Defunción / Ruina.
Infinita tristeza y melancolía.
© Marx Bauzá
Qué buen poema..❤️🦋 Graciela Ballesteros
ResponderEliminarUna increíble enumeraciones.
ResponderEliminarFelicitaciones
Marilyn