Poema de Ariel Ovando
Es extraño mi trato con los muertos
por ellos adoro la neblina
el porvenir en volutas
por ellos casi saco la cabeza
por la ventanilla
para ver extensos espejos de agua
corriendo bajo los trenes de mi infancia.
Lo peor de los muertos
es, justamente, que no se van:
los veo parados en la niebla
los veo parados sobre sus lenguas de
estropajo
los veo en la llovizna que las vidrieras
iluminan,
un canto de las tacuaras que vuelve díscolo
el idioma de la carne
de la voz
que gira en círculos
cada vez más diminutos.
Los veo en el espejo de la madrugada
sobre todo si hace frío, porque su canto
diré
me resulta insoportable
porque sus huesos de gacela
se irán volviendo más brillantes
cuando vayamos al corazón
del bosque
a lamer el principio de las aguas;
y los verás enloquecer
resucitar en sus manos y en sus cruces
sin sentir el invierno
eternizados en un triste bamboleo
de los vientos
sobre las aguas
Es extraño este pacto con los muertos
yo le doy ojos, ellos me dan palabras:
las pruebo sobre mi lengua:
el sabor de la tierra siempre está lleno de
infinito
y se alargarán
los días
y se alargarán las
noches
y luego les veré sacudirse los harapos
les
veré sacudirse las palabras impropias
los pavimentos oscuros y los osarios a
cielo abierto,
les veré sacudirse el polvo pueblerino
las imprecaciones al reptil que veía salir
de las aguas
doradas
y los veré cantando, pero en silencio,
con el pecho abierto como un trébol
sobre la barca solar.
© Ariel Ovando
Etiquetas: Ariel Ovando
1 comentarios:
Me pongo de pié ante este poem.
Fuí jurado de sus poesías de niño, siempre fué el ganador.
En qué inmenso poeta te convertiste ARIEL OVANDO!
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio