Abrí los ojos
y todos los espejos
se nublaron
el agua
creció entre los dedos
tapando de barro
la agonía
El sol
borró ilusiones vanidades.
Sólo quedó en la tarde
amarilla
amarilla
tu lento suplicio
junto al mío.
© Susana Lobo Mayorga
Hola Susana, me encantó tu poema! Un abrazo!
ResponderEliminarMuy buen poema.
ResponderEliminarAna Romano.