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27/12/22

Poema de Stella Marys Darraidou

  


Brilla la cáscara sobre la mesa

y promete ser un buen día

un augurio carnoso y tierno

corazón de aguacate

generoso y duro a la vez.

 

La preparo en daditos, en puré con limón y sal

en ensalada con cebolla tomate y pimienta

pisada con tenedor

con mayonesa,

pero he descubierto que me gusta aún más

partida al medio, con sal y a cucharadas.

 

Amante sostenida y creciente de la palta

-en busca de un palto propio, un paso más hacia la felicidad-

he plantado su carozo de forma vertical y horizontal,

en macetas chicas, medianas, grandes y directo en la tierra.

Siempre brota, siempre viene, amorosa crece.

 

El viento mece en el patio a un palto joven y frondoso.

Todos los días lo visito, le retiro las hojas secas, lo riego,

le hablo, le pido la flor ¡El Fruto!.

Ya tiene cerca de siete años.

Estoy convencida que su figura de hojas grandes y lustrosas

me está diciendo algo,

me dicta para que al fin aprenda:

la belleza de la lentitud,

la paciencia y la adrenalina de la espera,

la hora exacta de la madurez de las cosas,

y su emoción.

 

© Stella Marys Darraidou

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