Adolescentes
Ella tenía guantes de lana,
me acariciaba la mejilla derecha
y sus dedos ocultos crujían
en mi barba adolescente.
Su cuello olía a invierno
y la nariz tenía mares secos
con caracoles exóticos
y arenas adulteradas por el turismo.
Sus ojos guardaban libros
y frases de amor
que apelando a la ignorancia
fingía no conocer.
Creo que no me amaba
y sospecho que yo tampoco.
Ella tenía un nombre
y yo también
pero en esos momentos
nos llamábamos diferente.
© Matías Verna
Bellisimo poema
ResponderEliminarMEJOR IMPOSIBLE, adolecida etapa.
ResponderEliminarSaludos.
Anahì Duzevich Bezoz