SATSANGA
Una hormiga camina a mi par
ambos, cautivos de la paradoja de Zenón.
Advierto la proximidad del invierno en sus
espaldas
una carga que, extrañamente, parece
infundirle bríos
a su expedición.
Ignoro su punto de vista sobre mi persona.
Ignoro en verdad si ha registrado mi
presencia
o si, en cambio, la ignora sin más.
Si algo he hecho en mi vida ha sido
ignorar.
Esa es mi carga. Pero lo peor que me ha
ocurrido
es haber ignorado el sentido de esta vida
en tránsito.
El nuestro, el de la hormiga y el mío,
prosigue al compás que pautan las buenas
compañías.
Me pregunto que si la hormiga pensará
lo mismo que yo pienso
algo ligeramente distinto o todo lo
contrario.
No ha aminorado la marcha.
Es una hormiga de una gran resolución.
No hay desvío
prosigue a mi lado sin renunciar
a su ilusión de verdad.
Su vía es su meta.
Me pregunto que si la hormiga se preguntará
si yo pienso
lo mismo que ella piensa
algo distinto o todo lo contrario.
Podría contarle tantas cosas
hablarle de una vida ignorada por completo.
Pero qué es lo que me hace pensar que
habría de interesarle
el vital relato de mi ignorancia si,
después de todo
lo ignoro al punto de hacérselo conocer.
Y como todo lo ignoro
no sería capaz de afirmar cuánto tiempo
llevamos juntos
la hormiga y yo.
Escucho la proximidad del invierno en mi
silencio
que es parte intangible de mi carga.
Lo cierto es que
aunque no advierta el menor de los indicios
el final del camino se aproxima o
nosotros, poco apoco
nos vamos aproximando a él.
© Luis Bacigalupo
Poema notable. Gracias! Alfredo Lemon
ResponderEliminarTremendo poema laberíntico que deja pensando...Saludos
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