Una llovizna que corre
en puntas de pie
atraviesa
la tarde.
El ocaso
avanza hacia un
horizonte negro
que veo desde la mesa redonda
en un rincón del comedor.
Un mazo de cartas desgastadas
ocupa el escenario de la tabla y
les guiña el ojo a mis recuerdos.
Arrimo el mate
de puro hábito
mezclo las cartas,
las vuelvo a mezclar,
corto el maso
y reparto.
Sigo el juego.
Doy vueltas las cartas
de cada participante
"Hubiera sido un lindo partido"
me digo,
los comodines ya no son
parte del juego.
Mientras la noche se traga
el horizonte,
deja suelta
la nostalgia,
esquirla
que golpea
todas
las paredes.
© Graciela Ballesteros
Gracias Gustavo por visibilizar mis versos que salen del corazón. ❤🦋
ResponderEliminarSiempre tan hermosos tus poemas Graciela 😘😘
ResponderEliminarGracias ❤🦋
EliminarGra querida; el juego compartido en la nostalgia. Y las esquirlas. Te abrazo!
ResponderEliminarBello Bello!!
ResponderEliminarHermoso Graciela.
ResponderEliminarGracias a todos los que pasan y leen mis poemas. Abrazo del alma.
ResponderEliminarMe encantó! Te leía y al mismo tiempo miraba a mi padre jugando sus innumerables solitarios y las cartas, siempre, sobre la mesa.
ResponderEliminarBesosss
Me transporté a esa mesa y a ese juego. Brava!!!!
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