Al fin, uno pierde
la luna que se muere,
los árboles que tiemblan
y la llovizna leve.
Al fin, uno pierde
una reciente sombra
sobre el hombre dormido,
la solitaria casa,
los muertos infinitos,
el sueño afiebrado del verano
y los otoños
oxidados de ausencias.
Al fin, uno pierde
una mesa desierta,
un hombre repetido
en todos los espejos;
y los ojos abiertos
en medio del océano.
Al fin, todo se pierde
salvo alguien que nos nombra.
© Beatriz Arias
Foto: Horacio Farroni
Hermosísimo, querida Beatriz! Beso! María Cecilia Piscitelli.
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