1/9/22

Poema de Daniel Viola

 


 

Ajena a los combates de niños como dioses

las hormigas avanzan con su preciada carga.

 

Ellas ignoran el misterio que provocan,

el maravilloso asombro.

Lo eterno está en su andar

en la obsecuente búsqueda de retornar al sendero

que tiene un final cierto.

Los niños no ríen entorpeciendo el camino.

Es un placer de serios,

quizá un placer sagrado.

El mismo trozo de rama

que frenaba el andar, una vez superado

aplasta a la indefensa.

Allí queda su carga como ella muerta.

Tras el inicial desconcierto, la siguiente

escala la carga y la muerte.

En la mirada de quienes hace instantes

eran niños se ha ido depositando

una especie de sombra.


© Daniel Viola

 


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7 comentarios:

Blogger Gus... ha dicho...

Bienvenido Daniel a éste sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos/as. Abz, Gus.

1 de septiembre de 2022, 17:57  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Bellísimo. Bienvenido Daniel 🌹

1 de septiembre de 2022, 18:49  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Bienvenido, muy buen poema sobre el ejemplo que nos dejan las hormigas.
Abrazo.
Ana Romano.

3 de septiembre de 2022, 15:15  
Blogger Teresa Gerez ha dicho...

El ojo del poeta focalizando en lo mínimo, y allí la vida y la muerte danzando. La sintaxis acompaña bien ese quiebre y sorpresa. Me gustó mucho. ¡Bienvenido!

3 de septiembre de 2022, 22:35  
Blogger Adela ha dicho...

Bienvenido! Me encantó! Adelante.

4 de septiembre de 2022, 4:31  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Bienvenido Daniel con tu poema que analiza el minucioso transitar de las hormigas. Alfredo Lemon

4 de septiembre de 2022, 9:52  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Bienvenido y gran poema...que reflexiona almas. Saludos
Cristian Jesús Gentile

16 de septiembre de 2022, 23:59  

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