Poema de Claudia Ferradas
XIII. El arcano sin nombre
¡Ay, pobre Yorick!
William Shakespeare, Hamlet, V, i
No sé por qué te espanta mi llegada.
Después de todo, soy tu mayor certeza.
Sé que no es preciso presentarme.
Podrás reconocerme a pesar de las máscaras
y pronunciar mi nombre.
Dame la bienvenida,
porque con mi guadaña ensangrentada
vengo a desmalezar tu territorio.
Urano te propuso que transformes
todo lo que creías inmutable.
Hades, con su energía ancestral, te ha
desmembrado,
decapitó al que eras, montado en tu carro
de soberbia,
pero si te atreviste al sacrificio,
ya podrás levantarte, renovado.
Ahora es tiempo de duelo.
Quizás sientas que tu alma se desgarra en
jirones.
Lo lamento.
Es preciso que veas
la ofrenda que entregaste al inframundo
sembrada en el pasado estéril
y así reverdecer
hasta que Cronos permita otra cosecha.
No me niegues.
No se trata de nada personal.
Yo soy esa estructura que sostiene
el orden ancestral del universo.
Del mismo modo,
tu esqueleto será lo que perdure cuando
mudes de piel
y tus huesos marcarán tu presencia
cuando cambies de plano y tu carne sea
polvo.
Soy tu sombra interior.
Solo cuando me aceptes
tu propia vida cobrará sentido.
Vengo a invitarte a celebrar el tiempo
con autenticidad,
la única victoria posible sobre Cronos,
a ver mi destrucción como esplendor,
a crear otra historia con todo lo que resta
de tu vida
hasta el día que cruces el umbral
sin ningún equipaje y sin preguntas.
Soy la transmutación:
entre mis huesos vive
la energía creativa que todo lo transforma.
Soy Tánatos, alado como Eros,
coreografía de la eternidad.
© Claudia Ferradas
Imagen enviada por la autora del poema
Etiquetas: Claudia Ferradas
1 comentarios:
¡Gracias una vez más, Gustavo!
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