No pretendo encajar
en el crucigrama
de los intelectuales
en donde juegan
a perder el tiempo
ni morder con desdén
la flor que triste
morirá mañana.
Hay perros
que ladran todo el día
para hacerse notar
ante el amo
mueven el rabo
satisfechos cuando
consiguen una caricia,
después se echan
cargando su propio
aburrimiento
esperando la muerte.
¡Qué corta es la vida!
Van los minutos
como pequeñas hormigas
formando el pasado
que pocas veces vemos
y de mis muertos...
aquellos que duermen
plácidos y tranquilos
para ellos no transcurre
el tiempo
y, a los que viven
y no veo
pero no dejan
de ser muertos...
a ellos les mando
un abrazo.
© César Curiel
No hay comentarios:
Publicar un comentario