Verano del 68
Mami, ese bicho se va a quemar las alas
si sigue cerca de la luz,
va a lastimarse
si no interrumpe el desquiciado
aleteo contra los azulejos.
¿Qué esperamos las dos,
que deje de brillar?
¿Le abrimos los postigos?
¿Apagamos las lámparas?
¿Nos tropezamos con los muebles
al darle caza con un repasador?
¿Lo vas a acorralar
para que zumbe como un viejo agitado,
hasta que caiga limpia su sombra
contra el hule?
La suave noche del jardín
es toda para los alguaciles, insistías.
Yo escuchaba esa historia
y sabía que llegaba la lluvia.
Ahora que somos dos mujeres
alguien dirá: esa es la madre.
La madre es siempre la que sostiene la
ventana.
Yo soy la que recuerda el patio de Lanús,
cuando volvíamos de la vereda con sillas en
la mano
y repetía,
como quien cuenta corderitos,
alguacil,
alguacil,
hasta que me dormía con la boca
pesada de libélulas.
© Estela Zanlungo
Estela ! Siempre es hermoso leerte!
ResponderEliminar"La madre es siempre la que sostiene la ventana"...
ResponderEliminarAsí es.
Querida Estela, "pinta tu aldea y pintarás el mundo" y al hacerlo incluyes la mirada de los ojos que te leen!!!
ResponderEliminarSusana Giraudo