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20/8/22

Poema de Daniela Camozzi

 


Hipocondríaca

 

Su cuerpo está repleto

de aire, no se da cuenta,

al órgano que acusa

se lo extirparon hace

ya muchos años, cómo

podría dolerle aún.

Cuando calla esa voz

altisonante,

mientras me limpio el gel

de la panza yo empiezo

un diálogo que sí

me importa:

aire, ausencia: perdón.

Si vuelvo a este lugar,

si sigo sometiéndome

a estos procedimientos

y me obligo a escuchar

a un necio así, es para

ver su hueco en la pantalla

y llevarme su foto,

para quedarme en

una esquina cualquiera

mirando su contorno

entre la gente.

El informe, ya sé,

va a salir “bien”.

Ellos no tienen ojos

ni palabras

en su estúpido mundo

más que para notar

las formas adecuadas.

 

© Daniela Camozzi

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