Poema de Margarita Soto Frossard

  

Me llevo tu recuerdo

 

Tengo en mis manos el rosario de cristal de tu boda, 

el misal de papá, mil bendiciones de sus voces. 

La cocina incómoda se expande sin aromas, 

en su calendario llueven páginas  

de blancos días, de domingos de misa. 

Repasadores colgados se ahorcan de ausencia 

en los ganchos rojos. 

Arriba los condimentos enfrascan su esencia, 

tejen imposibles recetas. 

Mientras las bolsas de fideos se dispersan sobre la repisa 

con harina sedienta de tus manos. 

En la alacena, junto a la yerba, 

el mate se tortura sin caricias, 

alarga sus horas esperando su destino, 

vuelca su cuerpo, desfallece. 

Las cortinas afligidas  se vuelven anaranjadas  

y tiemblan con ritmo de viento 

junto con los llamadores de ángeles 

que conversan con la casa. 

Los mandamientos  sobre la cruz de bronce 

marcan un ciclo que se fue al cielo. 

El péndulo del reloj, cargado de mitos, 

se viste de fantasma,  

acompaña la ausencia de abuela. 

La existencia renga del sillón hamaca 

permanece expectante 

ante el olvido de sus dueños,  

desea volver a cabalgar fabulas de niños. 

En el perchero un escapulario hace su distinción, 

cautiva todas las miradas, mientras se abre al silencio, 

la casa lanza una oración. 

Congelando los cánticos en el espacio, el aire,  

alza su voz muda hacia la nada. 

En un tintinear de palabras 

se escucha un tenue murmullo de rezo. 

Anidan afonías… 

Duermen sobre tu escritorio  

las llaves que dieron vida a tu cimiente,  

los anteojos profanos  vuelven su vista hacia las almas 

que tejen junto al costurero placeres de dobladillos y bordados, 

enhebran gritos, risas, letanías… 

Todo se disipa, todo se funde.

En el calendario de hojas amarillas de la casa,

cada recuerdo,cada silencio, cada emoción

se destierran más allá del olvido.

                                    

© Margarita Soto Frossard