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6/7/22

Poema de Lydia Helander

 


ÁLAMOS PLATEADOS


Deseaba escribir sobre los árboles,

pero al mirar el ficus del jardín,

tan obstinadamente seco

y el fresno tan oscuro y pelado

como una telaraña de cristal,

perdí todo entusiasmo

y me quedé esperando

que resistan hasta que llegue

el reverbero del verano.

No me pasó lo mismo con los pájaros

que picotean ramitas indefensas.

Amantes invernales de los árboles

besan cortezas y hojas secas

y luego huyen

si alguien se asoma al patio.

 

Cuando era una niñita

sólo había calandrias

sobre la larga hilera

de álamos plateados.

La ventisca del sur

azotaba sus frondas

y nunca supe 

donde se iban los pájaros

Abedules y paraísos

pueblan hoy mi lectura

retomando la ruta de los árboles.

Mister Frost y Bellessi,

la cuerda que dios tensa

como dijera Góngora,

un bosque detenido

en la espesura del corazón

como un milagro.

 

© Lydia Helander

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