Poema de Guillermo Siles
El ELEFANTE
a Cecilia Molina
En el corazón de África
septentrional he visto
a un elefante pintar un elefante.
Han dispuesto lienzo y caballete
para que el animal trabaje
con paciencia
como un pintor
de la plaza en Montmartre.
En cada trazo delicado
recibe auxilio de su domadora
que le coloca los pinceles
en la trompa y lo acaricia;
con fina motricidad
e infalible memoria
él recuerda las líneas
que darán forma a su silueta.
Mientras el público aplaude
cada avance de la obra
el paquidermo mira de frente
y saluda
con alegría bonachona,
al tiempo que mueve
la trompa y las orejas
como si no oyera el estruendo
del instinto mudo
ni quisiera abandonar
su condición de artista.
Nunca sabremos si adquirió
aptitudes para soportar la fama
que quizás lo hacen sentirse amado
entre la gente,
nunca sabremos por qué
no se rebela ni regresa
al interior de la selva
para unirse a la manada.
Pero aunque mi elefante
salude con orgullo
o acotada alegría
tiene los ojos apenados de un niño
que ha perdido todas las batallas.
© Guillermo Siles
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