Porque ya no quiero las imágenes, ni esta
voz que me aturde, porque me basta la
muerte puesta en el medio de la
historia, en el principio, en el presente
inmediato, irremediable.
Porque me bastaron todas las agonías,
porque me voy de mi para no
encontrar a nadie, absurda y fatigada.
Intento y otra vez intento no
regresar al centro doloroso de los
que gritaron su humanidad en silencio.
Están abiertas las heridas, los horrores
clavados en la mano inocente;
golpeando los espejos.
Apuesto, sin embargo, a no consumir
palabras como suntuosidades.
Apuesto, sin embargo,
todavía, al hombre que reza.
© Beatriz Arias
Tanta belleza!
ResponderEliminarApuesto!!!a tu poema!
ResponderEliminarConmovedor, una esperanza, una confesión de fe.
ResponderEliminarTe abrazo,
Gra Bucci
Me deja pensando. Cada palabra es el transitar y revelar de un secreto poema.
ResponderEliminarGracias Beatriz.
Cristian Jesús Gentile
Muchísimas gracias queridos amigos por sus hermosas palabras. Beatriz
ResponderEliminarMuy profundo y tan bello, querida Beatriz!! Beso grande! María Cecilia Piscitelli.
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