INCENDIAR LA CASA
“Mi casa está fuera de lo común /Así es, no
quiero lastimar a nadie/Algunas cosas seguro pueden barrer mis pies/Quemando la
casa/No hay medios visibles de apoyo y no has visto nada aún”
“Burning down the
house” -Talking Heads-
Hay que incendiar la casa,
como un mandato. Los pájaros
seguirán allí, en sus ramas.
Nadie libera lo que no se encerró jamás.
Por eso, como un mandato,
hay que incendiar la casa
y los vestigios de aquello que nos ataba,
los oráculos sagrados,
sus credos y bendiciones,
la repetición ceremonial.
Esa mano que nunca se acostumbra,
ahora embrutecida, vuelta garra
dándole de chispas o de llama
para que al fin comience
lo que en verdad termina.
Siempre hay algo saludable en los modos
de aprender y equivocarse.
La certeza de lo ya hecho
es proclive al acertijo,
también al anquilosamiento.
Pasa el tiempo y, comúnmente,
la pérdida de movilidad articular
es progresiva, cuando es completa,
el dolor en las articulaciones
tiende a desaparecer.
Así, sin dolor ni sentimiento,
nos acostumbramos a lo estanco.
Igual que se acostumbra la casa
a los chirridos en las bisagras
de las aberturas,
y uno deja de pensar en abrirlas.
© Patricio Emilio
Torne
Bellísimo poema! Cuanta riqueza de imágenes y sentido!
ResponderEliminarMe encanta leerte. Y me dejan de doler las articulaciones gracoas al poema.
ResponderEliminarQué bueno! Cómo se disparan los sentidos a múltiples interpretaciones. Gracias! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminar" nadie libera lo que no se encerró jamñas! aplausos. susana zazzetti
ResponderEliminarPato! Gracias por ese incendio!
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