29/6/22

Poema de Melisa Mauriño

 


 

El leñador me enseña a cortar

las ramas que tapan

mi vista del camino, las articulaciones

que es preciso quebrar para avanzar

otro paso.

 

Nuestro encuentro es azaroso,

él me advierte

acerca del lobo y mi sombra

insumisa, desgajada

tan afín a su piel.

 

Recorre el bosque

en las horas de luz, deja señales

que orientan a los curiosos

perdidos que se duermen en las ramas

infinitas de la mente.

 

Me entrega su machete

que guardo junto al muslo

y sigo en soledad

sabiendo lo que me espera

tras la caída del sol.

 

Me deja ir, no me impide

crecer con el descenso

me ve esfumarme:

un punto rojo entre los árboles

una llama pequeña

que sin embargo lleva

dentro de sí

la potencia, una chispa

capaz de originar el incendio.

 

© Melisa Mauriño

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2 comentarios:

Anonymous Mariel Monente ha dicho...

Conmovedor poema!

29 de junio de 2022, 19:26  
Blogger Adela ha dicho...

Impresionante!

21 de julio de 2022, 1:21  

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