Uno encuentra caminos,
compañeros de rumbo,
barreras, golpes, ternura.
Uno encuentra,
sí que encuentra.
Y cada encuentro es una fruta,
y cada mordisco un error.
Y entonces, allá vamos:
celebramos el encuentro,
celebramos los árboles,
celebramos el error.
Allá vamos, entonces:
nos dejamos amar,
nos dejamos tirar,
nos dejamos caer.
Y aprendemos a sangrar.
Lloramos en cada camino.
Tomamos otro camino.
Cobardes, apuramos el paso.
Valientes, nos vendamos los ojos.
Ingenuos, creemos en la piel.
© Sebastián Olaso
Tan profundo, y qué hermoso final! Abrazo, Sebastián. Estela Porta.
ResponderEliminarMe gustó tu poesía!Gracias Gustavo por acercarnos !!!Graciela Corrao
ResponderEliminarHermoso poema Sebastián
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