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4/5/22

Poema de Melisa Mauriño

 


 

En la casa viven nueve gatos

ninguno es mío, ni uno solo

me pertenece

 

tampoco los muebles, apenas

me adueño del espacio

donde transcurren los acontecimientos

donde las palabras

hacen eco, me adueño

 

de la tierra seca

que se desprende de mis zapatos

al atravesar la puerta.

 

Vengo de la guerra, comando

un ejército de soldados diminutos

que se derriten al sol cuando descuido

mis deberes bélicos, la estrategia

que me enseña a sobrevivir

volviéndome invisible.

 

Los gatos son de la casa, yo

pertenezco al bosque de los sauces

que se tuercen como gritos

y me hacen lugar, piel con piel

para soñar bajo la hipnosis

del cántico que expulsan las chicharras

en el sopor del verano.

 

A veces ellos, los gatos

custodian el porche y saltan sobre mí

con todas sus uñas, me despedazan

me muerden hasta volverme

tierra de mis zapatos sobre las baldosas

que la abuela baldea sin piedad

hasta el agotamiento

de un modo hermoso, soleado

así

 

me despedazan hasta dejarme

intacta, igual a mí

antes de ser yo: vacío, palabra, parte

de los acontecimientos.

 

© Melisa Mauriño

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