La mujer inventa el mundo y es azul.
Parece cotidiano en su simpleza,
su límpida canción de los objetos
en la materia sola y reservada
con que se inicia el tiempo y el ritual
del té que abre su aroma en los pesares
y cancela la historia, los rigores,
los campamentos rojos de la ira.
La mujer inventa el mundo y es azul.
El cruel temperamento del granito
desarma sus moluscos, los espejos
de la roca que se hace maleable
y vuelve migazón las convicciones,
tobillo tan flexible como el agua
que rota sobre sí su levedad.
Ese azul de la sangre presurosa
que cosió las alfombras, los pañuelos,
las melfas, las zozobras y caftanes
con flores que olvidaron el cobalto
en su estallido azul contra la muerte;
la misma sangre firme que circula
como un cordón por cosas y personas
atándolas al viento y sus finezas,
cortesías de apego y de orfandad.
© María Ángeles Pérez
López
Pintura: María Valle
Muy bien escrito. Gracias! Alfredo Lemon
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