Cuando la noche se vuelve cálida
A los amigos trasnocheros que nunca se
olvidan.
La noche se vuelve cálida
y el vino entibia
nuestras risas enlutadas.
De hebra en hebra de piedra
nos hundimos como semillas
en busca de agua fresca.
Aquellos días que no se olvidan
ante la palma del abismo
que en arenas puñalea.
La noche se vuelve cálida
al amarrarnos con su poncho
para regocijarnos en su vino.
Luces carismáticas nos acompañan
lamiendo la tierra yerma
que crece con inocencia perdida.
Ausencia de cañas y maizales
llevan al desvelo tiznado
a ponernos ojeras de alegrías.
Somos arcillas sumidas
en el humo del sueño hondo
que vive la vida rebuscada.
La noche se vuelve cálida
al amarrarnos con su poncho
para regocijarnos en su vino.
© Luis Daniel Álvarez
Bienvenido Daniel a éste sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos/as. Abz, Gus.
ResponderEliminarGracias por presentarnos a un nuevo amigo!Graciela Corrao
ResponderEliminarBienvenido Daniel! Gracias por compartir tu poema.
ResponderEliminarBienvenido Luis Daniel, gracias por compartirnos tu poema. Trasnoche, memorias que no se olvidan, y ese regocijo hecho verso.
ResponderEliminarAbrazo
Cristian Jesús Gentile
Muchas gracias por sus saludos. Abrazos.
ResponderEliminarGracias por compartir tu poesía. Gracias Gustavo por difundirnos.
ResponderEliminarGracias por compartir, historias que hablan de nuestro paisaje Norteño.
ResponderEliminarSaludos
Anahí Duzevich Bezoz