LA PIEL DEL TIGRE
Persevero
En buscar por el tiempo de la tarde
El otro tigre, el que no está en el verso
Jorge Luis Borges
Yo soy el tigre.
El
que ruge en el eco del silencio
y
quiebra la tarde en trazos misteriosos.
El que viene de lejos, el sagrado,
y dibuja su huella entre la
fronda.
Soy el
que inspiró antiguos horóscopos
y sólo habla en la noche con las estrellas
de sus ojos.
El que busca el fin del laberinto
sabiendo que no existe.
Yo soy el tigre.
Llevo sobre mi piel ignotos silogismos.
El escriba que pintó mi cuerpo con
infinitas
nervaduras
ya ha muerto.
Siglos de sangre me acompañan, pero la
soledad
devora
mi destino en este universo indefenso.
Dejo mis huellas en el borde del río,
en el corazón de la pradera,
en el serpenteante secreto de la selva,
en
la insondable dureza de la piedra.
Pero es inútil.
Mi belleza es efímera.
Mis ojos atrapan todavía los vestigios del
sol
pero antes ardían las antorchas.
Antes los hombres adoraban mis ojos
oblicuos.
Antes, en el templo, hacían retumbar los tambores en mi honor.
Los
hombres caminaron sobre mi piel
veteada.
Calentaron su soberbia en largas noches frente al fuego.
Mi cabeza ha atestiguado infinitas cacerías
dejando, tan sólo, la mascarada
de la muerte.
Esos hombres escribieron sobre mí.
Buscaron el secreto de mi piel,
pero el escriba que trazó mis nervaduras murió con el secreto.
Yo,
intento leer trazo a trazo las líneas de mi cuerpo.
Busco en el tiempo de la tarde y persevero.
© Leonor Mauvecin
Muy bueno. Griselda Rulfo
ResponderEliminarExcelente!!! 👏👏👏🙂 tan inspirador el tigre, lo has logrado.
ResponderEliminarGracias!
Qué buen poema, Leonor!
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