Poema de Estela Zanlungo
Rojo y verde
Ellos contaban la historia del abuelo,
cargando el pino desde la kermese,
que de tan alto no entraba por la puerta.
El día del armado se disponían sobre el hule
las velitas de plástico,
las esferas brillantes,
con el cuidado de una acción de alto
riesgo.
En el momento de conectar los cables
respirábamos hondo,
como diez años antes, cuando
ellos sacaron las luces del estuche
y las vieron arder bajo la estrella,
igual que en las películas.
¿Qué le importa a una nena cuyo patio
se inunda en cuanto caen cuatro gotas,
que la nieve de plástico salpique
como si supuraran las chicharras?
La víspera era el olor del ananá
colgando en la cocina,
los abuelos recién llegados de la feria,
el cubo de maíz
que engordaba los pollos
para la mesa de fin de año.
Cuando la casa se vendió,
los nuevos dueños modificaron la fachada
de un modo tan brutal,
que tuve que sentarme en el cordón
a esperar que me abrieran.
Estamos sorprendidos, dijeron,
tanto tardaste.
© Estela Zanlungo
Etiquetas: Estela Zanlungo
7 comentarios:
Bien... lo disfruté.
Impactante!
Un poema con un fuerte y sostenido componente psicológico. 👏🏼👏🏼👏🏼
Esetela, precioso poema. Abrazo!!
Abierto a los sentidos y a la interpretación. Gracias, Alfredo Lemon
tan habitados, tus poemas, Estela.
Versos que se agradecen
Abrazo
Claudia
qué bueno, Estela!, imposible no identificarse en estos versos. Abrazo, Roxana
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