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23/4/22

Poema de Estela Zanlungo

  


Rojo y verde 

 

Ellos contaban la historia del abuelo,

cargando el pino desde la kermese,

que de tan alto no entraba por la puerta.

 

El día del armado se disponían sobre el hule

las velitas de plástico,

las esferas brillantes,

con el cuidado de una acción de alto riesgo.

 

En el momento de conectar los cables

respirábamos hondo,

como diez años antes, cuando

ellos sacaron las luces del estuche

y las vieron arder bajo la estrella,

igual que en las películas.

 

¿Qué le importa a una nena cuyo patio

se inunda en cuanto caen cuatro gotas,

que la nieve de plástico salpique

como si supuraran las chicharras?

 

La víspera era el olor del ananá

colgando en la cocina,

los abuelos recién llegados de la feria,

el cubo de maíz

que engordaba los pollos

para la mesa de fin de año.

 

Cuando la casa se vendió,

los nuevos dueños modificaron la fachada

de un modo tan brutal,

que tuve que sentarme en el cordón

a esperar que me abrieran.

 

Estamos sorprendidos, dijeron,

tanto tardaste.

 

© Estela Zanlungo

7 comentarios:

  1. Un poema con un fuerte y sostenido componente psicológico. 👏🏼👏🏼👏🏼

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  2. Esetela, precioso poema. Abrazo!!

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  3. Abierto a los sentidos y a la interpretación. Gracias, Alfredo Lemon

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  4. tan habitados, tus poemas, Estela.
    Versos que se agradecen

    Abrazo

    Claudia

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  5. qué bueno, Estela!, imposible no identificarse en estos versos. Abrazo, Roxana

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