La tarde se volvió un niño
sonriendo en una piedra en el río
un niño que no era yo que todavía no
desconfiaba
de los abismos
un niño que dice que.
A veces importa sólo el agua incursionando
entre las piedras
con la delicadeza del deshielo.
Todos los ríos son el mismo río me dijo una
vez alguien
que se trata de conceptos
como todo. No tengo las certezas y entendí
lo que vos
decías del futuro
y del viento.
Claro que te quiero.
Una cosa: el hecho de no poder determinar
si verde o azul
estoy acostumbrado a lo turbio
de los ríos marrones. Pero no
qué decís. Claro, las contradicciones de la
belleza.
Una tarde entera te escucharé decir cosas
interesantes
moverás el pie y te acomodarás cerca
cantarás para mí
más tarde caminaremos libres frente al río
sin mochilas
ni contrapesos
observarás el Limay. Solo los cuerpos y las
risas,
y bueno, la ropa: solo por convención
social,
dicen que. La democracia es una farsa
ya sé, ahí tenés lo que decíamos
de los pactos. Voy al sol.
Que es uno solo
a veces pienso en eso.
En el aire hay unos algodones voladores de
unos árboles
de por acá
intenté defenderme de nuevo se me caen
lágrimas.
Vendrás ostentando tus ojos habrás viajado
19 horas
estarás envuelta en tu piel tendrás tus
manos
querrán tocarme
ya verás.
Las manos se quedan las manos
se quedan acá como un recuerdo tranquilizan
tersas y suaves las plantas
los materiales del mundo están ahí
y tus manos descubren lentas las texturas
del agua y de los pastos
del rostro amado.
Hacer la música desde el silencio
más absoluto de la quietud de las cosas.
Las manos preparando la comida que nos
alimentará
con la energía intrínseca de la tierra
que es la energía que necesitan los cuerpos
para moverse
y pensar
para lograr que el cerebro emane las
órdenes necesarias
para activar los tendones y músculos que
moverán las manos
que te acariciarán. La decisión de las
venas atravesando:
como los cielos
incursionan. Nótese la ingeniería del
universo.
Cuando manos y cuerpos: tengo ganas de
tocar tus manos
tu cuerpo.
A veces las manos sucias lastimadas y
sangre a veces.
Hablemos de la revolución del sueño ese. El
símbolo dicen
los otros: las manos como humanidad como
rasgo distintivo.
La belleza de tus manos descubriendo el
frío
de una lluvia incierta de la lluvia que va
a caer siempre:
cómo olvidarnos de eso.
Que el amor existe que
la tragedia existe. Lo azul y el miedo.
El momento previo al estallido en llanto
de un hombre triste. Quisiera la firmeza
de los árboles frutales. La frescura del
que no hace nada
más que mirar. Cuando se muere alguien
y la gente camina de la misma forma que
antes.
La lluvia cae tal como caía.
Decime qué hacer con el agua deslizándose por
los vidrios con las
paredes del cráneo con el invierno. Qué
hacer con el frío
de la noche.
Claro que no es fácil llorar.
Las pestañas son
tan frágiles.
Que nada existe ni las manos ni las bocas.
Observarás el tiempo con lágrimas azules
y te recostarás como si el polvo no
existiera,
como si no se tratara de una llovizna o de
un irse.
Todavía existirán los ríos el néctar ese.
Es que
yo pensaba que. Pero resulta que. No sabrás
qué hacer
con lo cálido. Sos débil. Es que la
ternura.
Hablamos de una persona suave
en los términos de la avena.
El sol será una estafa. Sentirás frío
y no serán sus ojos.
Que el universo y el caos
que ya no más
pero te refugiarás en. Esa necesidad
de que te reconozcan.
© Elián Del Mestre
Bienvenido Elián a éste sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos/as. Abz enorme, Gus.
ResponderEliminarBienvenido Elián con tu poema río que nos ofrece imágenes y sentimientos de amor y reflexión. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarBienvenido, Elián. Hermoso poema en donde la tarde, el río y la vida transcurren...abrazo! Inés Legarreta
ResponderEliminarBienvenido Elían,un gusto leer este poema con buenas imágenes.
ResponderEliminarAbrazo.
Ana Romano.
Hermoso.No decae en ningún momento.Late a todo lo largo.
ResponderEliminarGracias, qué hermosos comentarios. Gracias Gustavo por este espacio tan cariñoso.
ResponderEliminarMuy bueno!!
ResponderEliminarPatricia Alonso.