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9/4/22

Poema de Águeda Franco

 


 

Después de tantos años

se me ocurrió pensar en el amor.

Será este ciclo extraño

que va por la segunda temporada

de virus despiadados

fronteras que se cierran

pilas de muertos en las calles

esperando la purificación del fuego.

Justo estos días de alas embarradas

donde nadie alza vuelo

y el mundo

un cementerio a cielo abierto

no da abasto.

 

Tanto de amé.

Vos

me desamaste tanto

Los girasoles a un lado del camino

 fueron perdiendo brillo.

La luz tuvo un sesgo inequívoco,

se esquinó de mí.

La opacidad tiñó mis cosas.

Envejeció la piel.

Yo dije: el mundo se termina.

Pero era yo, mi mundo

de pequeñas caídas

que entraba en el crepúsculo.

 

Por qué recuerdo ahora

la pena en torbellino hasta marearme,

la soledad midiendo mi caída

las lavandas de color inasible

después de la llovizna.

Anciano fue mi corazón.

Mil años le pesaban.

La tierra giraba aplanada en los polos

y con  total indiferencia ante mi drama.

Pero dentro de mí, ¿qué había?

¿Qué quedó en pie con tu  indolencia?

Una catedral de agujas finas que limó el silencio

hasta el derrumbe,

erráticos caminos que parecían alejarme

y me dejaban en el preciso lugar del desastre,

una confusión de hierros revolcados

y nubes de polvo.

Enterré las uñas y subí.

O bajé, no hay tanta  diferencia.

Me endurecí

hoja de bálsamo en la herida

Te fui borrando

rama de ruda entre los dientes

Me perdoné

collar de ajos para los fantasmas

 

¿Por qué recuerdo

con tanta claridad

ahora

cuando arrecia la peste? 

                                               

©  Águeda  Franco

6 comentarios:

  1. Muy buen poema con sentires, imágenes e interrogantes que conmueven. Gracias Águeda! Alfredo Lemon

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  2. Conmovedor tu poema. Gracias! Silvia Durruty

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  3. Muy bello Agueda. Abrazo. Cristian Accattoli

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  4. La eterna pregunta sobre el amor... ¡qué conmovedora tu manera de traerla en el poema, querida amiga!

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