Poema de Águeda Franco
Después de tantos años
se me ocurrió pensar en el amor.
Será este ciclo extraño
que va por la segunda temporada
de virus despiadados
fronteras que se cierran
pilas de muertos en las calles
esperando la purificación del fuego.
Justo estos días de alas embarradas
donde nadie alza vuelo
y el mundo
un cementerio a cielo abierto
no da abasto.
Tanto de amé.
Vos
me desamaste tanto
Los girasoles a un lado del camino
fueron perdiendo brillo.
La luz tuvo un sesgo inequívoco,
se esquinó de mí.
La opacidad tiñó mis cosas.
Envejeció la piel.
Yo dije: el mundo se termina.
Pero era yo, mi mundo
de pequeñas caídas
que entraba en el crepúsculo.
Por qué recuerdo ahora
la pena en torbellino hasta marearme,
la soledad midiendo mi caída
las lavandas de color inasible
después de la llovizna.
Anciano fue mi corazón.
Mil años le pesaban.
La tierra giraba aplanada en los polos
y con
total indiferencia ante mi drama.
Pero dentro de mí, ¿qué había?
¿Qué quedó en pie con tu indolencia?
Una catedral de agujas finas que limó el
silencio
hasta el derrumbe,
erráticos caminos que parecían alejarme
y me dejaban en el preciso lugar del
desastre,
una confusión de hierros revolcados
y nubes de polvo.
Enterré las uñas y subí.
O bajé, no hay tanta diferencia.
Me endurecí
hoja de bálsamo en la herida
Te fui borrando
rama de ruda entre los dientes
Me perdoné
collar de ajos para los fantasmas
¿Por qué recuerdo
con tanta claridad
ahora
cuando arrecia la peste?
© Águeda
Franco
Etiquetas: Águeda Franco
6 comentarios:
Muy buen poema con sentires, imágenes e interrogantes que conmueven. Gracias Águeda! Alfredo Lemon
Por qué?? Muy bueno!!
Conmovedor tu poema. Gracias! Silvia Durruty
Enorme poema, Águeda.
Muy bello Agueda. Abrazo. Cristian Accattoli
La eterna pregunta sobre el amor... ¡qué conmovedora tu manera de traerla en el poema, querida amiga!
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