Poema para despertar mares
Por un tiempo
dejo el sabor adormecido
de una fruta verde
en la boca.
Desligo mis ganas
de encontrar el refugio
que me salve del frío
y me quedo conmigo.
La pantalla
incomoda el destello de mis ojos
y la magia se escabulle
entre vidrios sin saltos.
Todavía
me queda el rayito de sol
por las mañanas,
la luna en su carácter variable
y las astromelias en mi pelo.
Corro el velo
y la belleza está
en una calle
cerca de la playa,
donde las tres somos felices
bajo una lluvia de estrellas
que se parece tanto
a los tiempos de guirnaldas
y de juego en la vereda.
Tiempos
de amores eternos
que duraban
el instante exacto en que la ola
se hacía espuma
para romper
cualquier intento fallido
de salvarse.
© Verónica González
Guauuuu. Me encantó, Verónica. Gracias siempre, Gus!
ResponderEliminarUn final soñado. Compré el relato hasta su paroxismo poético. Gracias
ResponderEliminarSaludos
Darío Oliva
"a los tiempos de guirnaldas
ResponderEliminary de juego en la vereda" bello poema!!