me desperté nueve y media de la mañana
sobresaltado como un perro o un gato en su rincón
al final de una pesadilla
mi despertador no había sonado y era
terrible
estaba llegando tarde tarde de verdad
así que me puse lo primero que encontré
agarré mi mochila y salí corriendo
y en la puerta de mi casa
con la calle desierta y el cielo gris un
segundo antes de parar un taxi me di cuenta de que era domingo y los domingos
los monitores están apagados el ascensor
permanece inmóvil en planta baja
ningún teléfono suena ningún expediente
espera su pronto despacho
es domingo y no hay para mí un lugar a
dónde llegar
© Patricio Foglia
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