Poema de Guillermo Bianchi
PELUSA
No me debe tu muerte más que un trago
allí donde se templa la sed que me persigue
de tanto compadrear por el amigo,
tanto desenvainar desde el instinto
hacia la irreverencia del otario.
Me queda la baraja que te libró del hecho,
el afán de vivir que me inventaste
y el tiempo yuto
y el dolor hermano.
Me queda el eco de ese Buenos Aires
rezongador de su falopa triste,
grotesco en la pereza de su furia
moridor, sobrador en la mancada
del grata desandando sus escruches
del poeta jeteando su quebranto.
© Guillermo Bianchi
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