Visitas del colibrí en relámpago, en
nuestro corazón
el zorro de nueve colas y las esferas del
dragón
noches de chicas, familias postizas
varias abuelas putativas, legiones de tíos
y tías
soltura con que das la mano y abrazás
a todas mis amigas. Charlas en la cama
un barco
surca las estrellas de tus aguas, el cuento
de la noche
su canción hasta deslizarte al sueño, el
calipso y el morado
una primera vez frente al mar y tu decisión
temeraria
contra el Pacífico
arremetés de cabeza. Un pinzón
detenido en mi gorra, fuera de mí tu
primera palabra fue agua
recortando el Delta y su esplendor. Pandas
rojos
observan en sorpresa nuestro canto, una
monita aulladora
se enamora de tu padre y lo retiene
con las manos con la cola. El trote
del aguará guazú, una pareja
ante nosotros perdió sigilo y fue
la gracia, en caída libre
tu cuerpito grita feliz y pide una más
después de la primera montaña rusa, el
primer
parque de diversión. Una ranita, cobijada
en mis manos
tu noche anterior a primer grado, infinitas
libélulas y luciérnagas
el túnel de bambúes que cruzamos abrazadas
mientras contás de tu novio, sus obsequios
adentrándote en la isla. El cara
de papa dibujado en el vidrio, los ojos
kawai
el helado y su euforia desconocida
caminabas decidida y saludando a cada
extraño. Un avión
cruzar la selva buscando rastros, la
primera pijamada
hada mandarina, gnoma arveja
nieve para nuestro clan fueguino en
culopatín
Coco y vos tocan el piano, Fede es una
comadreja
Sofrito te despierta maullando. “¿Te cuento
algo?”
el beso primero, a mi lado batís el aire
mientras yo bato los huevos. Miles de
chistes mal contados
codito de la suerte, chicle candado
jugar a aburrirse y aburrirse jugando.
Listas
de animales de comidas
barquitos cargados, estirpes y reclamos
mi historia repasada y entregada
en desayunos en la cama, en dibujos, en
cantos. Lunas llenas
eclipses lunares, un geko de sorpresa entre
las plantas
lombrices en las crasas, el treinta y uno
danzando
entre murciélagos y escarabajos
longilargos. “¿Cómo se conocieron
papá y vos?” Pienso y respondo mi suerte:
“Nos encontramos bailando”. “Y…
¿ya existía yo?” Waly contesta “todavía ni una
idea eras.” Libros reacomodados, bordes
filosos vueltos romos
constelaciones y cardúmenes, tu subrayado
constante de la maravilla y también
tu retorno cada mañana al mundo
con algo de mal humor. Ecualizar bailar
nombrar
un aprendizaje sin fin para nosotras, algo
de Atreyu
de Bastián y Morla. Pido Fujur, reclamo te
toque
un dragón de la suerte y la suerte
gira loca loca. Waly te guía y tus botines
patean la pelota. Decís misil, cohete,
ninja Moritá
arremete. Cuscús y todos nuestro perros: el
tiempo todo
y todo el tiempo
en movimiento. Mora mora mora mora
repetir hasta encontrar
cifrada en tu nombre
la clave amor.
© Andi Nachon
Magnífica maestría! Estupendo, impactante, esplendente hacia múltiples sentidos. Gracias! Alfredo Lemon
ResponderEliminarqué bonito de toda belleza. Me ha emocionado. Gracias
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