La recta asume la forma
de la frente de la madre,
qué parecida a la de tu esposo, querida,
dicen los vecinos.
Un infinito por primera vez,
dice alguien al fin pensante.
Luego la línea del disparo
aletea en las pestañas
de la hija que se avergüenza.
Entonces la cadena tira
sobre los canteros del jardín
y es un cinturón de ranas y caracoles
que nos protege ante el mundo,
miniaturas eróticas que sujetan.
© Sergio Guerrieri
Bienvenido Sergio q éste sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos/as. Abz, Gus.
ResponderEliminarqué bueno, bienvenido, Sergio!
ResponderEliminarInteresantísimo este poema, incita a volver sobre él.
ResponderEliminarQue buen poema Sergio.
ResponderEliminarBienvenido.
Ana Romano
Bienvenido al grupo Sergio, buen poema, para re-leer.
ResponderEliminarSaludos.
Anahí Duzevich Bezoz
Bienvenido, Sergio. Y muy sugestivo e inquietante tu poema. Abrazo, Inés Legarreta.
ResponderEliminarBienvenido Sergio! Muy bueno tu poema!
ResponderEliminarAtrapante, para pensar, Sergio, muy buen final.
ResponderEliminarEstela Porta.
Muy bueno y muy buenas imágenes!
ResponderEliminarBienvenido Sergio! para sentir y para pensar. para releer. Como dijo Estela Porta, muy buen final. Abrazo. Cecilia Glanzmann
ResponderEliminarGenial y bienvenido, Sergio. Abrazos, Ro
ResponderEliminarInteresante e inquietante poema, para releer y detenerse en las imágenes, felicitaciones y bienvenido, Sergio!
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