Geriátrico
Perdida en sus recuerdos más antiguos
se obstina en mirar sus manos:
la piel fina levanta oleajes.
Afuera
–otro mundo–
alardea un tango a la gorra:
sigila la tarde encaje y navaja.
Un viento brusco ondula la cortina
amplifica el acorde
entrechoca
la doble hoja esmerilada.
Alguien le acerca un abrigo.
Insiste en mirar sus manos:
dibujos precisos
geométricos
miniaturas.
© Marta Ortiz
Conmovedor , y qué bueno centrar el poema en las manos que atestiguan el paso del tiempo.
ResponderEliminarSaludos
Juany Rojas
muy buen poema! concluyente y bello. susana zazzetti.
ResponderEliminarBellísimo poema!!
ResponderEliminarExtraigo:
" se obstina en mirar sus manos:/
la piel fina levanta oleajes."
Gracias por compartirlo.
Tere Vaccaro
La mirada poética en el entorno cerrado del geriátrico, en el "otro mundo" afuera y en las manos ancianas que lo dicen todo...
ResponderEliminarBello, conmovedor poema.
Verónica M. Capellino Rando
¡Tan vívido, Marta, excelente poema! Abrazos!!
ResponderEliminarDescripción precisa y real en tus palabras. Alfredo Lemon
ResponderEliminarMuy buen poema Marta, tener un poema que surja de la piel de unas manos en un solitario lugar como un geriátrico, me parece sorprendente.
ResponderEliminarAna Romano.
Muchas gracias por las amorosas devoluciones que enriquecen el sentido del poema, queridxs Juany, Tere, Susana, Vero, Ana, Noe, Alfredo!Lxs abrazo!!
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