9/2/22

Poema de Estela Zanlungo



Dos gustos                          

  

Ella volaba del patio a la vereda,

viva como una mariposa

que acaba de romper su malla de crisálida.

Yo era una oruga lenta

ondeando en el cuaderno de deberes

hasta la hora de comer.

 

Pero en verano,

cuando a lo lejos se insinuaba

la corneta frutal del heladero,

salíamos las dos a perseguir el tintinear del caballito:

¡Sasá, Sasá!

hasta que lo alcanzábamos,

despeinadas y rojas,

con la moneda apretada en el puño.

 

A la sombra de un árbol,

el carro fileteado y el hombre

con su traje blanquísimo

eran la figurita de un oasis en medio del desierto,

y de todas las puertas aparecían chicos

como hormigas brotadas de las casas calientes.

 

Nosotras hacíamos durar el cucurucho,

y cuando entrábamos a lavarnos las manos

mamá se había vuelto a recostar, porque

algo en el pecho,

que no puedo acordarme,

le dolía.

 

© Estela Zanlungo


Etiquetas:

6 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Me encanto el recuerdo y cómo está dicho.
Gracias por compartir.
Tere Vaccaro.

9 de febrero de 2022, 17:53  
Blogger bessi ha dicho...

conmovedor el recuerdo de la infancia y el dolor olvidado de la madre

14 de febrero de 2022, 12:03  
Anonymous Belkys Sorbellini ha dicho...

Conmueve tu poema y el recuerdo que contás. Bello.

14 de febrero de 2022, 20:49  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hermoso y emocionante! Imagino tu voz en cada verso. Gracias! Jime Cano

15 de febrero de 2022, 16:09  
Blogger Unknown ha dicho...

Hermoso poema querida Estela

15 de febrero de 2022, 16:56  
Anonymous Estela Zanlungo ha dicho...

Mi agradecimiento a todxs por leer y a Gustavo, en particular, por su trabajo incansable.

23 de abril de 2022, 18:40  

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