Poema de Rodrigo Galarza
Insomnio
a mi padre que me enseñó el amor por los caballos
los oigo tronar sobre la llanura
aplacar en mi sangre su hambre de viaje
sé que cuando pasan con sus ojos Molina
Campos
con sus huesos-luzmala que fosforecen en la
noche
y sus clinas elípticas de cometas
no hay riendas
ni ternura de infancia
que gobierne sus tensos
músculos
sus absolutas geometrías de infinito
los oigo y los veo nacer y partir
desde el atrás de los años
desde un relincho con luna en los hocicos
para luego quedarme yo con sus temblores
respirando resignado la polvareda:
el último réquiem al domador
que Cantalicio desde abajo se llamaba
A
la memoria de Cantalicio Salazar que nos ayudó-enseñó a mi hermano Ramiro y a
mí a domar un potro.
© Rodrigo Galarza
Etiquetas: Rodrigo Galarza
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