Es cruel la mañana. Está oscuro, Padre. Alguien vierte vinagre sobre mis llagas. el cielo se hunde en la cabeza del soldado, su lanza me persigue, busca en mí tu presencia, pero tú no apareces, Padre.
Vino, mirra y el sueño desbocan tu
abandono.
No he de beberlos, Padre. Quiero morir
sabiendo que estoy vivo.
La flor que acecha al hijo duerme otro sueño, en tanto yo, Padre,
recorro los últimos minutos de lo que no
comprendo.
© Hugo Rivella
precioso y hondo! Saludos
ResponderEliminarSiempre tu poesía conmueve e inspira. Sin duda sos uno de nuestros grandes autores contemporáneos. "Quiero morir sabiendo que estoy vivo". He aquí un buen discípulo de Almafuerte! Te abrazo grande campeón, gracias por tu obra y tus días. Alfredo Lemon
ResponderEliminarQuiero morir a pura vida. Intenso hasta el hueso poeta !!!
ResponderEliminarBellisimo y conmovedor , gracias por tu poesia querido amigo
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