TODA LA LUZ DEL MUNDO
no ví sus rasgos
mi tío perseguía la luz encima
del techo y lo alcanzó
la bruma, un cielo denso, tan joven
tan joven era, perseguía
eso que clareaba encima
del techo, abría
la noche, la encendía
negra, incandescente, nadie podría
explicar lo que era
no ví sus rasgos, me besó
su existencia mítica, tremenda,
como nacida en un rayo
mis ojos se abrían, de niña
queria preguntar
mamá ¿qué es lo que vio, qué es lo que vio,
acaso todos lo vieron? ¿esa noche
el cielo era más claro, los animales hacían
un silencio distinto? ¿había paz
alrededor de los vasos, alguien sonreía,
hablaba en voz baja?
¿qué es lo que vio? acaso
un venado entre los árboles
su lomo azul tendido,
asoleándose, o tal vez
un ave inmensa, oscura, toda
su espesura alzándose
en la noche, o no, la pantera
brillante, perdida en los tejados,
en la noche de todos, perdida
mi tío subiendo, su cabeza
asombrada
toda la luz del mundo
oculta en los tejados
lo golpeó, lo expulsó
de sí mismo
oculto de sí mismo
toda la luz del mundo, o tal vez
nada, tal vez, las manos de un hombre,
un agujero, criaturas del agua
no ví sus rasgos, yo también
tengo veinticuatro años
mamá ¿será lo que clarea
en los tejados, un campo abierto
los ojos de todos
abiertos?
© Daniela Lourdes Bastías
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