Pequeño triunfo
Pasé de un nudo a una liviana red
avivé por un rato mi partícula ardiente.
Me detuve a escuchar la sola voz
como en una caja
de resonancia. Las palabras
desatándome.
No fue necesario que llegara el verano,
despertar con la ventana abierta.
Ni el sol con su reflejo detenido.
Ni las señas de otros.
© Ana Lafferranderie
Bello poema de la bella Ana. Abrazo!!
ResponderEliminarGracias Gus querido
ResponderEliminarMe gusta mucho Ana!
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